El lagrimeo constante puede ser un síntoma alarmante en los recién nacidos por estar asociado a diferentes infecciones, conjuntivitis bacterianas y obstrucción de la vía lagrimal. Si estos síntomas no son tratados, pueden derivar en dacriocistitis.

La dacriocistitis puede aparecer tanto en adultos como en lactantes, siendo una infección común en este segundo grupo. Un 20% de los recién nacidos se ven afectados por esta condición. Lo comentamos en este post.

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¿Qué es la dacriocistitis y cuál es su causa en los recién nacidos?

La dacriocistitis, también llamada lagrimal obstruido, es una inflamación del saco lagrimal que provoca una acumulación de lágrima y mucosidad en el saco lagrimal. Esto produce una inflamación bajo el lagrimal y puede derivar en infecciones más graves.

A pesar de poder producirse un lagrimeo excesivo por diferentes motivos, el más recurrente es el lagrimal obstruido. Esta inflamación en los recién nacidos tiene principalmente tres causas:

  • El canal nasolagrimal no se ha desarrollado al completo en los primeros meses de vida. Por esta razón la dacriocistitis resulta tan frecuente en los bebés neonatos.
  • El conducto lagrimal es más estrecho en los bebés, por lo que estos tienen mayor probabilidad de obstrucción.
  • Se produce un bloqueo membranal del conducto lagrimal. Si el causante de la obstrucción es una membrana, el bebé presentará síntomas como el párpado inferior inflamado, picor de ojos y legañas anormalmente abundantes.

Síntomas de la dacriocistitis en recién nacidos

La obstrucción del lagrimal tiene como síntoma principal un lagrimeo constante que resbala por las mejillas, también denominado epífora. También es posible que tu bebé presente el ojo encharcado y que la lágrima no llegue a recorrer las mejillas, dando un aspecto húmedo y vidrioso al ojo.

La epífora y el ojo vidrioso suelen ir acompañadas de otro síntoma, las legañas. La secreción sin presentar enrojecimiento ocular o la secreción mucosa y con aspecto de pus al hacer presión en el saco lagrimal son un síntoma frecuente de la obstrucción lagrimal.

La sobreinfección de un dacriocele (saco lagrimal dilatado o de mayor tamaño), se conoce como “dacriocistitis”, y puede producir en tu bebé tanto conjuntivitis como dermatitis o celulitis secundaria. Estas enfermedades presentan los síntomas de dolor, enrojecimiento, una mayor inflamación de la zona bajo el párpado inferior, e incluso fiebre y mal estado general en los casos más avanzados.

Cuando la obstrucción está causada por incompetencia o una membrana en la válvula de Rosenmüller, puede derivar en dacriocele. Esta es una anomalía causada por una inflamación masiva del saco lagrimal y que produce una especie de quiste benigno. Presenta el aspecto de una masa azulada en la zona nasal e inferior al canto medial.

Qué hacer si tu bebé tiene dacriocistitis y cuándo acudir a un especialista

La mayoría de los casos de dacriocistitis en bebés se resuelven por si solos a lo largo del primer año de vida del infante. Sin embargo, cualquier enfermedad en un niño de tan corta edad debe de ser evaluada por un especialista oftalmólogo pediátrico para descartar posibles complicaciones.

En general, los casos de obstrucción del lagrimal estarán causados por alteraciones congénitas. Resulta frecuente que los síntomas como el lagrimeo y las legañas se agraven entre los 3 y los 8 meses de vida. El diagnóstico es sencillo, pero siempre que se produzcan estos síntomas la valoración de un oftalmólogo es vital para diferenciar la dacriocistitis de otros cuadros médicos y ofrecer un tratamiento adecuado.

Tratamientos para la dacriocistitis en recién nacidos

La obstrucción suele solucionarse por sí sola en los primeros meses del bebé. Lo único que deberás hacer es mantener la zona del lagrimal limpia realizando una rutina de limpieza con suero fisiológico y toallitas antisépticas o un jabón neutro específico. Esto será acompañado de un suave masaje en el ángulo interno del ojo para facilitar el drenaje de las lágrimas. Este es el tratamiento más utilizado y es conocido como masaje lagrimal.

Este masaje tiene como objetivo vencer la obstrucción membranosa y se realiza varias veces al día ejerciendo una leve presión con el dedo índice desde la zona inferior del lagrimal hacia la nariz. Las secreciones causadas por el masaje deben ser limpiadas con suero fisiológico en la misma dirección, para evitar que las sustancias vuelvan a regresar al ojo.

Si el problema y los síntomas persisten pasados los 12 meses de vida, el oftalmólogo realizará una valoración para someter al pequeño a una intervención quirúrgica menor con sedación y colirio anestésico. Se trata de un procedimiento muy sencillo y poco invasivo, que no requiere más de 15 minutos. El tratamiento consiste en realizar un drenaje introduciendo un catéter o sonda en el punto lagrimal. Se recorre el conducto lagrimal rompiendo la membrana que impide el drenaje.

Este método resulta efectivo en el 90% de los casos y si la dacriocistitis volviese a producirse, el oftalmólogo podría repetir el procedimiento al cabo de unas semanas. Para evitar que se produzca una obstrucción de nuevo, en estos casos la pequeña sonda se dejará puesta unos meses y se retirará en consulta cuando el oftalmólogo lo considere oportuno.

 

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