La prevención y la detección precoz son primordiales a cualquier edad para prevenir enfermedades oculares, más aún durante la infancia. El diagnóstico precoz en la edad infantil es la base para desarrollar y mantener una buena visión durante el crecimiento y el resto de la vida adulta.

En este post te contamos cuáles son los problemas oculares infantiles más habituales.

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La importancia de la detección precoz en el desarrollo visual del niño

La oftalmología infantil, también conocida como oftalmología pediátrica, es la especialidad encargada de diagnosticar, tratar y prevenir las enfermedades que afectan a los ojos y sus anejos, desde el nacimiento hasta los 14 años.

Los signos y síntomas podrían no ser evidentes. De ahí la importancia de llevar al niño a las revisiones oftalmológicas para que el especialista detecte cualquier defecto visual a tiempo. Una detección precoz es fundamental para garantizar un correcto desarrollo ocular y prevenir enfermedades.

“Es importante que los padres cuidemos de la salud ocular de nuestros hijos, especialmente cuando son pequeños. En estas edades es frecuente que los niños no perciban un problema visual”.

Al nacer, es una práctica habitual realizar un examen ocular al bebé. El objetivo es comprobar que no existen patologías oculares graves o malformaciones congénitas. Si no se detectan anomalías, se recomienda realizar una revisión a los 3 años. Desde el nacimiento hasta los 3 años y a partir de ahí, pueden aparecer algunos problemas oculares que debemos sospechar para tratarlos a tiempo.

Problemas oculares infantiles más comunes

Lagrimeo o conjuntivitis de repetición; falta de atención y concentración; dificultad en el aprendizaje o para distinguir los colores; tortícolis; posiciones no naturales de la cabeza para “ver bien”; sensibilidad excesiva a la luz o enrojecimiento ocular. En esta lista están algunas de las señales que pueden indicar problemas oculares en el niño.

A continuación, te detallamos las afecciones oculares más comunes que podrían estar relacionadas con esos síntomas:

Defectos refractivos

La hipermetropía, la miopía y el astigmatismo son los problemas visuales más frecuentes en la edad pediátrica. Estos tres defectos de refracción impiden que los objetos se vean con nitidez:

  • Miopía: Es uno de los defectos refractivos más conocidos. El ojo es más grande de lo normal, por ello la imagen se enfocará delante de la retina. Aquellos niños que la padecen suelen tener dificultades para ver de lejos. Es habitual que los niños con miopía tengan padres miopes.
  • Hipermetropía: En este caso, el ojo es más pequeño de lo normal y por eso la imagen se enfocará detrás de la retina. El niño tendrá problemas para ver bien de lejos y sobre todo de cerca. Es frecuente su asociación con un tipo de estrabismo.
  • Astigmatismo: Se da cuando ocurre una irregularidad en la córnea que hace que se vean los objetos deformados o difuminados. Puede coexistir con la miopía y la hipermetropía. El pequeño tendrá una visión borrosa o una mayor sensibilidad a la luz.

Problemas oculares infantiles más comunes

Estrabismo

El estrabismo infantil consiste en una pérdida de alineación o paralelismo en los ojos. Es decir, se produce una desviación anormal de uno o ambos ojos en alguna de las posiciones de la mirada.

La agudeza visual del ojo dominante puede estar conservada cuando el ojo y su conexión con la corteza cerebral visual funcionan de forma adecuada. Sin embargo, con el ojo desviado no se formará la imagen correcta en el cerebro. Esto da lugar a un proceso de supresión y ambliopía (ojo vago).

A veces el estrabismo es muy evidente. En otros casos solo se percibe cuando el niño está cansado o descompensado al realizar ciertas maniobras diagnósticas.

Ambliopía u ojo vago

Una de las consecuencias más comunes del estrabismo infantil es el ojo vago. Cuando el niño “tuerce” un ojo, el cerebro anulará la imagen que recibe de él para evitar la visión doble o confusa. La supresión o anulación prolongada en el tiempo se convertirá en un ojo vago o ambliope.

Este defecto se origina en los primeros años de vida. Si no se trata a tiempo de forma correcta, el niño quedará con un déficit visual en ese ojo, para toda la vida. Se recomienda corregir la causa desencadenante del ojo vago antes de los diez años. En este período se desarrolla la corteza cerebral visual y existe un mejor proceso de adaptación.

Obstrucción congénita de la vía lagrimal

La obstrucción de la vía lagrimal en la infancia se conoce como obstrucción congénita del conducto nasolagrimal, y su complicación más grave es la dacriocistitis aguda. Ocurre cuando la vía lagrimal no está completamente desarrollada al nacer y está imperforada.

Los síntomas son lagrimeo constante desde el nacimiento o conjuntivitis de repetición. En la mayoría de los casos estas obstrucciones se solucionan durante los primeros meses de vida de manera espontánea, ayudada con un masaje específico en la vía lagrimal. Si no se soluciona de esta forma se deberá realizar un sondaje de la vía o una cirugía reparadora.

El diagnóstico y el tratamiento precoz garantizan un buen pronóstico.

Inflamaciones oculares pediátricas

Estas son algunas de las inflamaciones/infecciones oculares más comunes en niños:

  • Conjuntivitis: Se produce por la inflamación de la conjuntiva, es decir, la membrana mucosa que cubre la cara posterior de los párpados y la parte anterior del globo ocular. Las conjuntivitis más comunes en los niños son las infecciosas (víricas o bacterianas), que son muy contagiosas y son difíciles de prevenir. También pueden sufrir conjuntivitis alérgicas.
  • Blefaritis: Consiste en la inflamación del párpado. Dicha inflamación puede causar la obstrucción de las glándulas de Meibomio y la formación de orzuelos. No es contagioso.
  • Queratitis: Se trata de una inflamación corneal, que puede ir asociada a la conjuntivitis o a la blefaritis.
  • Dacriocistitis aguda: es la complicación más grave de la obstrucción congénita de la vía lagrimal. Aparece como un bulto o tumefacción en la zona del saco lagrimal. Se deben pautar antibióticos de forma urgente para prevenir complicaciones mayores.

Daltonismo

El daltonismo limita la visión de los colores, pero no es una enfermedad grave. No obstante, conviene detectarlo lo antes posible para evitar dificultades en el aprendizaje.

Ocurre cuando los colores no pueden ser vistos de forma correcta. Generalmente se presenta como confusión de un par de tonalidades de color (los verdes y rojos con mayor frecuencia).

En la Clínica Medina en Tenerife tratamos las enfermedades oculares más frecuentes en la edad pediátrica. Ponte en contacto con nuestro equipo de profesionales especializados en oftalmología, quienes te ofrecerán una atención personalizada y de calidad.

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