Aunque la eterna juventud no existe, sí podemos prevenir y mantener nuestra piel joven durante más tiempo, evitando malos hábitos que la perjudican y envejecen.
[toc]Envejecimiento de la piel
La piel experimenta cambios con la edad y lo normal es que a partir de los 30 años aparezcan las primeras arrugas e imperfecciones, algo que se debe aceptar como parte del proceso natural biológico, ya que la producción de colágeno y elastina va disminuyendo con el tiempo.
No obstante, si se evitan una serie de malos hábitos que pueden producir el envejecimiento prematuro de la piel se pueden retrasar los signos de la edad.
Malos hábitos que envejecen la piel
Es cierto que el envejecimiento prematuro de la piel puede estar causado por factores genéticos, pero en la mayoría de los casos suele estar provocado por la adopción de hábitos poco saludables, que no solo afectan a la salud, sino que también aceleran el deterioro cutáneo.
A pesar de que existen numerosos tratamientos médico-estéticos faciales para contrarrestar sus efectos, lo recomendable es identificar esas malas costumbres que se repiten día tras día y corregirlas para no sufrir las consecuencias de un envejecimiento temprano.
Estos son los hábitos más dañinos para la piel que debes tratar de evitar en tu rutina diaria:
Una alimentación poco saludable
Dentro de los malos hábitos que envejecen este es uno de los más perjudiciales. ‘Somos lo que comemos’, por eso cuando te alimentas mal tu piel lo nota.
Grasas saturadas, procesados y exceso de azúcar
El consumo excesivo de grasas y azúcares, al igual que los procesados, afectan la producción de colágeno y elastina debido a las proteínas de baja calidad, y aceleran el envejecimiento, provocando la aparición de arrugas, líneas de expresión y flacidez.
Por tanto, evita el consumo de alimentos ultraprocesados (pizzas, hamburguesas, snacks de bolsa), embutidos, productos de bollería industrial, refrescos y gaseosas.
En su lugar incluye fruta, vegetales, cereales integrales, carnes magras y pescado en tu alimentación.
Por otra parte, no te saltes ninguna comida, ya que, por ejemplo, no desayunar disminuye el nivel de azúcar en sangre. Al no haber nutrientes suficientes el organismo tira de sus propias proteínas, entre las que se encuentra el colágeno, produciendo una disminución de la elasticidad de la piel y dando lugar a las arrugas.
Falta de hidratación
No ingerir suficientes líquidos interfiere en el proceso de renovación de la piel, causando sequedad, arrugas y pérdida de firmeza.
Mantener una buena hidratación es muy importante para la salud cutánea, ya que las células necesitan agua para regenerarse y eliminar las toxinas que se acumulan en la sangre. Por eso, el consumo mínimo de líquidos debe ser de dos litros diarios.
No obstante, evita las bebidas con cafeína, ya que afectan a los niveles de humedad de la piel y causan sequedad.
El alcohol y tabaco
La ingesta de alcohol provoca retención de líquidos y deshidrata la piel.
Por su parte, el tabaco afecta a la circulación, interfiere en la oxigenación y nutrición de las células, algo necesario para el rejuvenecimiento de las células de la piel. Si no fumas, trata de no exponerte al humo del cigarrillo.
Ambos factores aceleran la aparición de arrugas y manchas, incluso desde edades jóvenes.
Sedentarismo
El ejercicio físico mantiene el cuerpo activo y mejora la circulación sanguínea y linfática, mientras que el sedentarismo obstaculiza y ralentiza la regeneración celular y natural de la piel. Para evitarlo, dedica, por lo menos, 30 minutos diarios a una rutina de ejercicio.
Tomar el sol sin protector solar
Exponer la piel a los rayos UV sin protección daña las células sanas y, además de acelerar el envejecimiento, aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
El uso diario de protector solar es una de las medidas imprescindibles para prevenir el envejecimiento prematuro. Pero, no basta con usarlo solo en los días de sol o playa. Los rayos solares pueden filtrarse, incluso cuando el día está nublado. Por lo tanto, su uso debe ser diario, sin excepciones.
Elige un protector solar igual o superior a los 50 SPF, si te pones directamente al sol.
Radiadores y aires acondicionados
La falta de humedad produce el envejecimiento de las células de la piel, por lo que se recomienda que, si pasas horas con radiadores y aires acondicionados, utilices un humidificador y ventiles con frecuencia.
Falta de sueño
Mientras dormimos se producen procesos que ayudan a reducir las agresiones que sufren los tejidos durante el día, por lo que dormir menos de 7-8 horas diarias afecta a la oxigenación cutánea y favorece la aparición de arrugas prematuras, granos, bolsas y ojeras, y flacidez.
El estrés
El estrés hace que la piel no se regenere a la velocidad necesaria para mantenerse joven. Además, acelera el envejecimiento de las células de la piel y tensa los músculos del rostro, provocando arrugas y líneas de expresión.
Falta de cuidado de la piel
La piel necesita unos cuidados diarios para mantenerla joven y humectada, por lo que no realizar una buena rutina facial diaria aumenta el riesgo de deterioro prematuro y envejecimiento.
Por otra parte, procura evitar el uso de maquillaje cuando no sea necesario, ya que puede producir obstrucciones que impidan que los tejidos se oxigenen de forma adecuada. Asimismo, cuando te maquilles, después limpia tu rostro siempre para eliminar cualquier residuo de los productos cosméticos.
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